viernes, 3 de octubre de 2014

San Francisco Oxtotilpan




Buen día! 


Mi nombre es Victoria, tienen que saber que soy amante y estudiante del Turismo. En mi escuela tenemos la oportunidad de viajar constantemente tanto a destinos conocidos y tradicionales como lugares que pocos han pisado. Abrí éste blog con la intención de compartirles mis experiencias de viaje y me perspectiva como estudiante, quise empezar con la comunidad de San Francisco Oxtotilpan, espero dentro del texto puedan descubrir el por qué.


Se encuentra al norte del Estado de México, en el municipio de Temascaltepec, en dirección hacia el volcán Nevado de Toluca, aproximadamente a una hora de la Ciudad de Toluca. Se trata de una comunidad con tan sólo 1435 habitantes de origen Matlazinca, que significa “hombres de la red”.

Es una comunidad que se rige por las costumbres y tradiciones, de hecho las prácticas sociales y culturales de esta población son una extraña mezcla de dos continentes, pues aún conservan, aunque no en su totalidad, la lengua materna, pero las principales figuras de su organización social está relacionada a los aspectos religiosos, como: el mayordomo, el fiscal, los fiscalitos y topiles que tienen como obligación organizar y financiar las celebraciones de los santos tutelares y otras festividades similares.

San Francisco es ahora una comunidad rural que vive en un sistema de ejidos, su principal actividad de ingresos económicos es la agricultura y el aprovechamiento de los bosques, pero la realidad es que dicha actividad no genera suficientes beneficios, la situación de pobreza y escasez, ha provocado la migración de jóvenes, hombres y mujeres en busca de oportunidades. Es por ello que sus habitantes han apostado por el turismo como una actividad que les permita tener un mayor desarrollo y que aprovechen de manera sustentable sus recursos.




Con ayuda de una consultoría, el apoyo de la Universidad Autónoma del Estado de México, a través de la Mtra. Irais. Así como de organizaciones gubernamentales como la Comisión Nacional para el Desarrollo de Pueblos Indígenas (CDI) y la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), la población intenta poner en marcha un proyecto de turismo rural/ecológico.



Se construyeron tres cabañas equipadas para alojamiento y comedor, en concordancia con el paisaje natural, también implementaron un vivero que permita reforestar sus bosques con especies nativas, ofrecen también un pequeño taller gastronómico de la tradición culinaria de ésta población y la visita a los Temazcales, todo ello para el disfrute y la estancia del turista, siendo únicamente sus pobladores, la mayoría jóvenes, los que presta los servicios. 

Hace un par de semanas tuve la fortuna de pertenecer a uno de los primeros grupos de turistas que recibía la comunidad en su nuevo proyecto de turismo. Si bien se trata de un destino completamente virgen y cuya comunidad no tiene conocimientos sobre el turismo, visitar San Francisco fue una experiencia muy divertida y enriquecedora no sólo como profesional sino personalmente. 

Como en cualquier otro viaje, tuvimos que prepararnos para la visita, así fuese sólo de un día. En ésta ocasión llevamos en nuestras mochilas un vaso, un plato y nuestra propia cuchara o tenedor para disfrutar de los alimentos que nos ofrecía la comunidad ya que no quieren hacer uso de desechables. Afortunadamente, disfrutamos de un buen clima aquel día, pero es importante contemplar el uso de un impermeable y zapatos cómodos ya que el camino a las cabañas es de aproximadamente 5 kilómetros, además de un cambio de ropa para entrar a los Temazcales.



La comunidad nos recibió de la mejor manera, el Señor Antonio, una persona muy amable que vestía el atuendo tradicional Matlazinca, fue quien nos dio la bienvenida, lo extraordinario de ello es que nos habló en su lengua materna, definitivamente un discurso incomprensible, pero digno de escucharse, nos ofrecieron una piza de su tradicional Pan de Gato junto con una tasa de atole de pinole, delicioso, ideal para empezar una fría mañana. 


Una vez que terminamos nuestro desayuno, acompañados de guías, empezamos el recorrido hasta las cabañas, caminamos alrededor de una hora y media en un camino de terracería, entre el bosque y el río; un paisaje verde y tranquilo a donde quiere que se volteara.



Al llegar a las cabañas nos dividimos en grupos, primeramente fuimos al taller gastronómico donde nos platicaron cómo hacen el licor de zarzamora y el pulque, cómo se prepara los quelites y los tamales de ceniza, nos ofrecieron una pieza de elote asado e hicimos salsa en un molcajete, por supuesto, probamos cada uno de los platillos y bebidas.


Después nos dirigimos al área de las Cabañas donde el Sr. Antonio, junto con los guías nos dieron una plática sobre sus costumbres y tradiciones, una en particular es la fiesta con la que celebran el día de muertos.


En ese momento pudimos preguntarles cuestiones sobre el proyecto, nos platicó sobre los problemas sociales que tienen en la comunidad, sobre todo de migración y pobreza, el señor Antonio nos decía: “está mejor así, si todos estuvieran aquí, ya no cabríamos en el pueblo”, además son una comunidad muy unida y cuando escasean los alimentos, se apoyan entre ellos.
Además, nos comentó que los jóvenes ya no tienen tanto interés por aprender su lengua materna, pero él lo ve como una oportunidad, sabe de su importancia y valor cultural, van a tratar de recuperarla a través de talles y cursos, buscan también que sus jóvenes aprendan y profesionalicen, pero sobre todo para que puedan emplearse en su propia comunidad y propiciar su desarrollo.

Nos habló también sobre algunos problemas ambientales, por la tala y la caza, es por eso que también desarrollaron la idea del vivero, ahí siembran y cuidan especies de árboles que una vez que logran su madurez llevan a ser plantados en los bosques de la comunidad. Como turistas tuvimos la oportunidad de observar los distintos procesos del cuidado y pudimos embolsar nuestro propio árbol.

Cuando regresemos al pueblo, algunas de las familias ya nos tenía preparado el temazcal. La experiencia fue bastan agradable e interesante, la gente nos invitó a pasar sin ningún problema a sus casas y además nos preparan el espacio para que pudiéramos disfrutar unos minutos en el vapor.

Finalmente, la comida la recibimos en una chosa de otra de las familias de la comunidad, nos sirvieron chilacayote con arroz rojo y frijoles, acompañado de nopales, salsa de chile manzano y tortillas recién hechas, siempre he pensado que los mejores platillos y las mayores delicias se encuentran en la mesa de las familias comunes.


Me atrevo a decir, que es una comunidad con gran potencial turístico, su población tiene iniciativa y el gusto por combatir los problemas sociales, culturales y ambientales, requerirá del seguimiento de programas y el apoyo de profesionales, pero las características y recursos con los que cuenta la población les brindan un peculiar atractivo, sobre todo para aquellos que buscan experiencias diferentes. Como en un principio, confirmo que la experiencia fue muy enriquecedora y a través de éste escrito los invito a visitar San Francisco Oxtotilpan.

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